MI PRIMERA VEZ
Lo
había pensado algunas veces pero no muchas. Cuando llegó el día estaba un poco
expectante, incluso yo diría que un poco nerviosa pues iba a ser mi primera vez. ¿Cómo me sentiría? ¿Terminaría
rápidamente o lo alargaría disfrutando de la nueva experiencia?
Me
decía a mí misma que el ambiente era muy importante en todo, así que en esto
también. Por eso me propuse que lo iba a cuidar. Pondría una temperatura y luz
agradable y adornos con bonitos colores en lugares especiales. Estaba segura
que iba a ser una noche muy especial. También pensé en lo que iba a preparar de
cena. Debía ser algo sabroso y original, para que resultara más divertido.
Amaneció
un día espléndido de sol, también un poco de aire, pero se estaba fenomenal en
aquel bar donde quedé con mis amigas, primero a tomar vermut, que se convirtió
en comida para luego terminar tomando café con dulces y jugando al rummy. Estábamos
tan bien, que casi no llego a comprar lo que me faltaba para la cena.
Ya
en la mesa me sentí súper a gusto con el precioso mantel que bordó mi madre a
los 14 años, una pequeña flor de pascua en el centro, copas de cristal de
bohemia que había comprado en un viaje y solo usaba en ocasiones especiales,
platos de loza con florecillas pintadas que desprendían una estupenda mezcla de
olores, de lo que con tanto cariño había cocinado. También encendí varias velas
de olor a vainilla que me encanta y puse una musiquilla relajante y alegre. ¡¡¡Estaba
todo perfecto!!!
Así
que hice varios brindis. Primero por todo lo bonito que había sentido y vivido
este último año, a pesar de tantas tristezas y temores que también había
sentido y vivido. Tras los aperitivos continué con el plato principal: cogí un
tenedor, pinché con fuerza una de las morcillas que había asado a fuego lento,
la elevé y brindé nuevamente. ¡¡¡Que te den morcilla, año 2020!!! De postre
había preparado un pequeño pastel de piña con caramelo líquido y una larga vela
roja encendida en el centro. Estaba delicioso, dulce y refrescante. Cuando
estaba saboreando todo lo que estaba viviendo, abrí los ojos y vi que eran las 11:30
h. ¡¡¡Cómo se me había pasado el tiempo!!!
Entonces
brindé con una gran íntima alegría por mi primera Nochevieja sola.
Autora:
Pepa
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