Propuesta 4: Storytelling

UNA VIDA MEJOR

 


Sara hoy ha pasado la mañana en el Juzgado, le han llamado a declarar. Un vecino llamó a la Policía cuando se asustó al oír gritos. Él gritando, como tantas veces, con ese tono amenazador, tirando objetos al suelo, y ella llorando, otras veces se le oye tratando de disculparse y calmarle, esta vez pidió ayuda.

Sara en otra ocasión también estuvo en el Juzgado, por otro incidente similar, no quiso declarar contra su marido y se archivó la causa. Hoy también quiere que se termine todo cuanto antes. Lleva en la sala esperando cerca de dos horas. 

Sara no trabaja. Lo hizo antes de casarse, en un supermercado y en una oficina, pero cuando se quedó embarazada y nació su hija no le renovaron el contrato, después tuvo otro niño y se quedó en casa para cuidar de sus hijos. El dinero que entra en casa lo gana su marido, no da para que puedan vivir separados, y sus hijos…, cómo les afectaría, cree que debe seguir aguantando. No tiene fuerzas, ni valor para dar el paso. Tal vez él cambie esta vez, en algún momento le demostró que le quería y algo tiene que quedar, él le dice a veces que le quiere. Pero es tan difícil vivir así, siempre con miedo a contrariarle.

Está nerviosa, intenta relajarse, coge una revista que ve en la mesita que tiene a la izquierda de la sala de espera, y le echa una ojeada. Solo lee algunos titulares, pero se para en un artículo que cuenta la historia de un joven que trabaja de enfermero en un hospital en España. Se trata de un senegalés, ahora con nacionalidad española, que con 15 años se subió a una patera. Lo hizo porque en su casa pasaban dificultades para vivir y no veía que tuviera allí oportunidad de mejorar su situación. Le costó más de dos meses el llegar a España, en la patera estuvo 10 días. Comían un día sin otro, no tenían casi agua y encontraron cuerpos flotando de otra patera que había naufragado. Fue muy duro. Una vez en España tuvo que dormir bajo el puente, vivía como temporero y de la venta top-manta, no tenía papeles, ilegal, en alguna ocasión le detuvieron. Más tarde consiguió trabajar en un bar, en la cocina, donde no le vieran. Un día se encontró en su camino con un buen hombre que hizo amistad con él. Comenzó por invitarle a comer y acabó adoptándole. Se puso a estudiar al mismo tiempo que trabajaba, y con esfuerzo consiguió matricularse en enfermería. Él quería ayudar a la gente, era su objetivo desde que los voluntarios de la Cruz Roja le atendieron cuando llegó en la patera a la orilla.

Sara comenzó a pensar, a darle vueltas a todo, ella estaba en su país, podía buscar trabajo, la policía le había informado que le darían alguna ayuda si denunciaba y solicitaba una orden de protección, podía intentarlo, comenzar de nuevo. Si un niño lo había conseguido, ella con 40 años también podría. Iba a ser valiente, además qué ejemplo era para su hija e hijo, debía hacerse respetar, para que ellos no siguiesen esa forma de vida que le estaba destrozando, que la historia no se repita, y algún día fuesen personas independientes económicamente y nunca admitiesen en su vida el maltrato.

 

Autora: Mercedes

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