ELLA
La mirada en el
espejo no devuelve nada.
Hay una persona
extraña asomada a esa mirada.
Temo que esa
extraña me apuñale…
Iba calzada sobre
unos zapatos de tacón de aguja sobre los que se movía dubitativa, como un
cervatillo recién nacido, con unas piernecitas largas y delgadas a la vista.
Llevaba un vestido negro corto, las pestañas cargadas de rímel hasta el exceso
y los labios pintados de rojo.
Su vida se había
convertido en un sinfín de horas a la espera de un milagro, y en su búsqueda,
había abandonado Brasil hasta arribar a las frías calles de Ginebra. Más allá,
dolor, soledad y amargura en lujosos burdeles, hogar de las más bellas
meretrices y de hombres agotados en busca de unos escasos once minutos de sexo
caro y sin exigencias.
Y mientras, desde el bosque, una impresionante tormenta llega para sepultar la verdad más demoledora.
ATRIBUCIONES
“La mirada en el espejo no devuelve nada.
Hay una persona extraña asomada a esa
mirada.
Temo que esa extraña me apuñale”. María Dubón, La Muerte es el Principio.
“Iba calzada sobre unos zapatos de tacón de aguja sobre los que se movía dubitativa, como un cervatillo recién nacido, con unas piernecitas largas y delgadas a la vista. Llevaba un vestido negro corto, las pestañas cargadas de rímel hasta el exceso y los labios pintados de rojo.” Elisabet Benavent, La Magia de ser Sofía.
“Su vida se había convertido en un sinfín de horas a la espera de un milagro, y en su búsqueda, había abandonado Brasil hasta arribar a las frías calles de Ginebra. Más allá, dolor, soledad y amargura en lujosos burdeles, hogar de las más bellas meretrices y de hombres agotados en busca de unos escasos once minutos de sexo caro y sin exigencias.” Paulo Coelho, Once Minutos.
“Y mientras, desde el bosque, una
impresionante tormenta llega para sepultar la verdad más demoledora.” Dolores
Redondo, Ofrenda a la Tormenta.
Autora: Pilar
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