Propuesta 9: Escritura automática

 

 

El trigo entre todas las flores ha escogido a la amapola y yo escojo una lana de azul brillante que es la más adecuada, con la que pienso hacer una bufanda larga, larga, con la cual podré escapar por la ventana de la torre del castillo en el que mi padre, el rey Fernando de Castilla me encerró cuando alguna chismosa le llegó con el cuento de qué yo no terminaba de enterrar a mi marido Felipe. Me da igual, nunca me ha gustado la remolacha y encuentro cruel que me insistan en que tengo que practicar yoga si quiero ser alguien el día de mañana. Al fin y al cabo, como decía mi abuela, no hay mal que por bien no venga y el tren está a punto de hacer su entrada en la estación por el andén número 3. Cuando por fin llegue a casa, es posible que me siente un rato frente a la televisión para ver uno de esos programas del canal 2 que enseñan con todo detalle cómo nacen los canguros. Hay que ver qué cantidad de horas tuvieron que invertir aquellos pobres esclavos para levantar las pirámides, total, para olvidar lo más importante que es señalar las vías de escape para saber por dónde salir cuando resucitaran, hay fallos que son imperdonables. Cuando suene la sirena que avisa que el barco va a zarpar pondré a cocer los garbanzos que tengo en remojo desde anoche porque la vecina de al lado me dijo que si dejamos que se metan las cucarachas por las rendijas del entarimado, nos tendremos que preparar para una invasión de los extraterrestres que acechan para caer sobre los gallineros que con tanto esfuerzo hemos conseguido levantar entre todos. Al cabo de un rato, qué liberación siento al no tener que sujetarme a normas y reglas, me siento como una mariposa volando de flor en flor, sin orden ni concierto, aunque para concierto, ninguno como aquel de Charles Aznavour al que asistí el siglo pasado, justo antes de perder completamente el juicio y con él, el pudor de hacer el ridículo en público.

Autora: Marian


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